martes, 23 de marzo de 2010

6.1.- ¿PARA QUÉ ACTIVIDADES COTIDIANAS NECESITAMOS ENERGÍA?


La verdad es que todos los seres vivos gastamos energía continuamente por el simple hecho de estar vivos, la obtenemos a partir de los procesos de respiración y nutrición, y la gastamos en todas y cada una de nuestras funciones. Pero si nos centramos en la energía eléctrica (y, por lo tanto, en el ser humano) la respuesta a la pregunta sería la misma: SIEMPRE gastamos energía.


Cuando nos levantamos, lo primero que hacemos es encender la luz y, a partir de ahí, encendemos más luces y aparatos, ya sea para cocinar, lavar la ropa o los platos sucios, planchar la ropa, entretenernos, trabajar... y así hasta que nos acostamos. Y cuando estamos durmiendo, ¿en qué gastamos energía? Pues una de las pocas cosas que mantenemos encendida (o la única, seguramente) es el frigorífico, aunque seguro algunas veces dejamos encendido por la noche el ordenador para descargar esa película que tantas ganas tenemos de ver.




FIRMADO: Samuel R.R.

6.- LA CRISIS ENERGÉTICA Y CÓMO AFRONTARLA


sábado, 20 de marzo de 2010

5.7.- ¿CÓMO REDUCIR LOS EFECTOS CATASTRÓFICOS DE LOS PROCESOS NATURALES?



Los campos principales de acción, según lo definido por la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ISDR en inglés), incluyen el reconocimiento y la evaluación del riesgo; desarrollo del conocimiento, del compromiso público y del marco institucional; sistemas de alerta temprana que incluyen pronósticos , difusión de alertas, medidas de preparación y mejora de la capacidad de reacción.

Hay una relación evidente entre el nivel de desarrollo y la probabilidad de desastres. Por lo tanto, los países pobres y en vías de desarrollo sufren las pérdidas más grandes de vidas humanas, así como en aspectos sociales y económicos debido a su falta de recursos, infraestructuras y sistemas de protección para la preparación y prevención de desastres. La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) está muy involucrada en potenciar la conciencia pública y la educación en desastres naturales, dos vías imprescindibles para ayudar a las poblaciones más vulnerables a hacer frente a estos riesgos.

FIRMADO: Cristian C.M.

5.6.- ¿HAY ACTUACIONES HUMANAS QUE INFLUYEN?

A partir de la década de los noventa se reconoce que, en la mayoría de los casos, los desastres son predecibles y, por tanto, no tan naturales porque el hombre es también potenciador de desastres. Es verdad que se producen por la incidencia de fenómenos de la propia naturaleza como lluvias intensas, deslizamientos de tierras, terremotos, tsunamis o huracanes. Sin embargo, con frecuencia, la mano humana está en el origen de estas catástrofes.

Por ejemplo, las inundaciones más severas están potenciadas por la deforestación. Una parte cada vez mayor del riesgo se debe a decisiones inadecuadas en la gestión del desarrollo.

Además el ser humano contamina el planeta y la contaminación, a su vez, provoca un calentamiento de la Tierra que hace que el planeta se descontrole y, por esto, los desastres ocurran con mayor frecuencia. La intervención humana también puede originar amenazas naturales donde no existían antes. Los volcanes erupcionan periódicamente, pero hasta que los suelos ricos formados por su deyección no son poblados por el ser humano, no se los considera peligrosos. Finalmente, la intervención humana reduce los efectos mitigantes de los ecosistemas naturales.

FIRMADO: Cristian C.M.

5.5.- ¿PUEDEN PREVENIRSE?

Los volcanes se pueden prevenir. Algunos fenómenos de los volcanes como la actividad sísmica, la deformación del suelo, las emanaciones de gas o actividad fumarólica y la composición química del agua y los vapores que salen de las fumarolas, ayudan a los científicos a saber cuando se empieza a activar un volcán. Si se logran entender estos cambios, se puede tratar de saber las posibilidades de que ocurra una erupción volcánica. De todas maneras, es casi imposible predecir el día, hora, lugar y tamaño de una erupción.

El problema de los huracanes es que no se puede hacer pronósticos de estos fenómenos naturales a largo plazo, es decir, hasta que el meteoro está formado se pueden proyectar diversos escenarios de los trayectos y la fuerza que traerán. No se pueden prevenir, pero sí minimizar sus daños. Los organismos de emergencia de varios países, han desarrollado una serie de guías que facilitan la preparación para la llegada de un huracán y, por lo tanto, es muy importante conocer la que esté dirigida específicamente a su comunidad. El Gobierno local, la defensa civil y los organismos de socorro la pueden proporcionar. Pensar qué se necesita y qué se debe hacer antes y después del huracán. Detenerse a pensar en los posibles peligros y protejerse contra ellos antes de que la tormenta llegue.

La única manera de detener casi por completo la actividad sísmica sería suspender los procesos convectivos del interior de la Tierra, impidiendo el movimiento relativo de las placas litosféricas. Sólo se producirían entonces los seísmos pequeños causados por el peso de las montañas y los derrumbes en minas y cavernas, que no generan ondas sísmicas de peligro. Una manera de evitar los grandes terremotos podría ser "disparar" periódicamente seísmos pequeños o intermedios en las fallas accesibles. Desgraciadamente todos los métodos propuestos tienen muchas desventajas y, sobre todo, más incertidumbre que ventajas. Además, de ser en su mayoría incosteables, se necesitaría conocer en todo momento y a todo lo largo de las fallas en cuestión, su estado de esfuerzo.

FIRMADO: Cristian C.M.